El impacto de la caducidad mal gestionada
Cuando no se realiza un seguimiento meticuloso de la fecha de vencimiento, los insumos pierden su valor antes de ser utilizados. Esto significa una doble pérdida: de materia prima y de dinero. Además, trabajar con productos cercanos a su vencimiento puede afectar la calidad del menú e incluso comprometer la seguridad alimentaria.
La vida útil de cada producto debe conocerse con precisión, y su ubicación en cámaras o depósitos debe facilitar el principio de rotación PEPS (primero en entrar, primero en salir). De esta forma se puede guardar alimentos en condiciones seguras, con una visualización clara de su fecha de caducidad y sin riesgo de deterioro.
Estrategias clave para evitar pérdidas
Uno de los pilares fundamentales es el etiquetado correcto de cada insumo. Utilizar etiquetas visibles con fecha de ingreso, fecha de vencimiento y nombre del producto permite un control más efectivo. Asimismo, definir una rutina de control diario ayuda a detectar productos cercanos a vencerse y planificar su uso inmediato o reutilización creativa en preparaciones secundarias (sopas, guarniciones, salsas).
El control de porciones también juega un rol esencial. Si bien se asocia principalmente a la producción y servicio, crear un sistema de porciones eficientes permite almacenar lo justo, conservar alimentos con mayor control y reducir las mermas derivadas de fraccionamientos apresurados.
¿El secreto? Organización y capacitación
Establecer un protocolo claro de almacenamiento, con zonas bien delimitadas (cámaras, estantes, secos, refrigerados), mejora la visibilidad y facilita la implementación de estos procesos. Además, capacitar al equipo sobre el manejo correcto de la materia prima, el respeto por los tiempos de consumo y la importancia de la reducción de desperdicios mejora los resultados generales del restaurante.
Controlar la fecha de caducidad y optimizar el almacenamiento de alimentos no solo permite reducir gastos, sino que también asegura una operación más ordenada y rentable. Adoptar prácticas rigurosas de seguimiento, rotación, control de porciones y planificación estratégica permite evitar pérdidas innecesarias y reforzar el compromiso con una cocina de calidad y sustentable.