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La cocina criolla argentina es una de las más ricas en identidad cultural y sabor. Sin embargo, reinterpretarla con técnicas modernas y productos de estación es una excelente manera de mantenerla vigente, conquistar nuevos públicos y destacar en un mercado cada vez más competitivo. La clave está en respetar la tradición culinaria sin perder de vista la creatividad, la estacionalidad y la excelencia en la ejecución.

De la tradición de ayer al plato de hoy

Los platos típicos como los bifes a la criolla, el guiso carrero, la salsa criolla, las empanadas, pasteles y los guisos representan gran parte del corazón de la comida típica nacional. Son preparaciones sabrosas, llenas de historia, perfectas para ser reinterpretadas con técnicas actuales como la fermentación, el ahumado lento, las cocciones al vacío o el uso de ingredientes regionales no tradicionales.

Tomemos, por ejemplo, el pan de campo: puede convertirse en una base para sándwiches gourmet si se hornea con masa madre y se acompaña con vegetales fermentados. O el clásico asado, que se puede trabajar con marinados prolongados, técnicas de cocción a baja temperatura y toques de humo controlado para realzar los cortes sin alterar su esencia.

Ingredientes de estación y nuevas técnicas

La cocina rústica argentina puede enriquecerse notablemente si se trabaja con productos frescos y de temporada. Incorporar vegetales autóctonos, legumbres poco exploradas o condimentos caseros eleva el perfil de los platos tradicionales sin alejarlos de sus raíces.

Otro ejemplo: una versión contemporánea del guiso carrero con fondo de vegetales fermentados, una reducción de Caldo de Verduras Knorr y terminaciones crocantes usando el Rebozador Total Knorr que no necesita huevo ni sal. O una salsa criolla reinterpretada con vinagreta de frutas cítricas, aportando acidez, brillo y frescura.

También el locro puede transformarse con un enfoque más ligero: utilizando caldos desgrasados, embutidos caseros o vegetales de estación asados al horno para intensificar el sabor sin saturar el plato. Su presentación puede ser individual, con toppings de encurtidos caseros o una emulsión de ají molido, aportando contraste, textura y estética renovada.

Inspirar desde la identidad

Muchos chefs argentinos ya lo hacen: vuelven a las raíces, pero sin renunciar a técnicas globales. Esto permite que los restaurantes refuercen su influencia gastronómica, atraigan comensales curiosos y conecten emocionalmente con los sabores de la infancia, pero con una presentación innovadora.

Reversionar la cocina criolla no significa dejar atrás la tradición. Todo lo contrario: es honrarla desde el conocimiento técnico, el producto fresco y la mirada contemporánea. En un contexto donde los comensales valoran lo auténtico y lo creativo por igual, combinar asados, guisos, empanadas o dulces con nuevas técnicas es una decisión estratégica que impacta positivamente en la identidad del menú y la experiencia del cliente.

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